lunes, 12 de noviembre de 2018

Análisis económico de la revolución digital 2018


Análisis económico de la revolución digital 2018″. Papeles de Economía Española 157 Madrid: Funcas, 2018
 INTERNET, y las tecnologías que han surgido a su alrededor, han propiciado una revolución digital que está modificando progresivamente la vida cotidiana de las personas, así como la economía en su conjunto. En 2006, de las diez mayores empresas del mundo por capitalización bursátil, ocho pertenecían al sector de energía y financiero.
En 2016, es decir, solo diez años después, cinco de las diez mayores empresas (incluyendo las tres primeras, Apple, Alphabet y Microsoft) correspondían al sector de tecnologías de la información, y tan solo quedaba una compañía del sector de energía y financiero en el ranking de las diez primeras (1). Este cambio refleja a las claras el impacto de las innovaciones asociadas a las nuevas plataformas, el aprendizaje automático (machine learning) o la economía colaborativa en numerosos mercados. El monográfico que aquí presentamos pretende ofrecer una visión de esta revolución digital desde una óptica económica.
El propósito de este número no es describir los fenómenos que han surgido al calor de esta revolución, sino volver la mirada sobre los retos y efectos disruptivos que probablemente ocasionará la economía digital. En este sentido, se identifican tres tipos de retos. Primero, el auge de las nuevas empresas superstar, como Amazon, Alphabet (Google), Microsoft o Facebook, ha suscitado recelos entre los reguladores y autoridades de la competencia de todo el mundo. Dado que los mercados en los que operan estas nuevas empresas se caracterizan por ser winner-take-all —es decir, donde el ganador se
queda con todo el mercado—, la tendencia natural de los agentes, en ausencia de regulación, es a crear nuevos monopolios. Por otro lado, estos semimonopolios (p. ej., Google controla cerca del 90 por 100 del mercado de búsquedas en Europa) son muy distintos de los mastodontes de los siglos XIX y XX, como Standard Oil, IBM, Ford o General Motors: poseen pocos activos físicos en comparación con su nivel de capitalización, no están protegidos por las típicas barreras de entrada, como economías de escala, y algunos de los recién llegados, como Spotify o Uber, cuentan con una amplia base de clientes pero, aun así, incurren en grandes pérdidas. Además, muchos de los servicios digitales son gratuitos para los consumidores o, mejor dicho, aparentan ser gratuitos, puesto que se usan para recopilar datos sobre sus hábitos y preferencias.

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